director operativo de Servicobro
Últimamente muchas empresas y autónomos, acuden a las empresas de cobro cuando ya han
perdido la fe en el cobro de sus deudas y tras haber pasado por despachos de abogados
y/o juzgados y no haber obtenido un resultado favorable, entiéndase como
resultado favorable el cobro de la cantidad reclamada, no una
sentencia judicial que reconoce el derecho a cobrar y cuya ejecución no ha
arrojado el embargo de saldos bancarios, ni bienes susceptibles de valoración,
lo cual deja al cliente en peor situación que estaba, como consecuencia de
tener que sufragar los gastos del proceso judicial ( tasas, abogado, procurador…..)
es entonces cuando uno se acuerda de las empresas de cobros en última instancia
y se encomienda a ellas, a la espera de un supuesto milagro que le haga recuperar el
dinero de su deuda, puesto que ya ha intentado anteriormente otras opciones sin
éxito.
Desde Servicobro queremos dejar
claro, que las empresas de cobro de impagados no realizamos milagros por mucho
que a veces nos encomendemos a ello, si es cierto que cobramos
deudas que ya se daban por perdidas o imposibles, pero ello más bien es fruto
de un trabajo realizado con diligencia y tenacidad, sin que tengamos constancia
hasta la fecha de haber recibido ayuda divina.
Hace casi 2.000 años que se produjo el supuesto milagro de los panes y los peces, y hasta hoy, no se tiene conocimiento de otro hecho multiplicador de bienes de manera espontánea, excepción hecha de las impresiones y acuño de papel-moneda.
La característica principal de las empresas de nuestro sector, es que funcionamos como un Lobby o grupo de influencia, con la intención de posicionar de manera favorable a nuestros clientes en la escala de pago de sus deudores, simple y llanamente.
Pongamos un ejemplo, cuando una empresa adeuda 400.000 € y en
tesorería + activo circulante tiene 112.000 €, está claro que no puede pagar
todos sus compromisos. Es en estos casos donde las empresas de cobros entran en
juego, intentando posicionar a sus clientes en un rango de preferencia de pago
que generalmente va en perjuicio de otros a los que no representan, intentando
que esos 112.000 € que hemos comentado anteriormente, cubran la deuda de sus
clientes.
Agotada la tesorería de la empresa deudora y sus activos corrientes
porque la misma esté en su fase final de vida, el resto de acreedores deberán
conformarse en muchos casos con entrega de mercancía, y en otros casos, con
falsas promesas de pago en un futuro cercano, ignorando estos la elevada
posibilidad de verse afectados por un concurso voluntario de acreedores, que a
buen seguro no tardará en llegar
.
.
Y no hay más, ¡si hay se cobra, y si no hay...... tocará esperar que la empresa de gestión de cobro tenga una intervención estelar y se obre
el "milagro", ¿y quién cobra cuando hay? Los que llegan antes y están mejor
representados.
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